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Sexualidad y masculinidad

El 19 de noviembre del 2008 y gracias a una invitación de CENSIDA participé, junto con María Sánchez Cordero y Luis Perelman, en la Mesa de trabajo sobre: “Sexualidad y masculinidad”. Comparto con UDS una síntesis de lo que dije en 15’. 

LXII Reunión Nacional Anual de la Sociedad Mexicana de Salud Pública 2008. “Liderazgo y acción del salubrista mexicano: ante los nuevos paradigmas en la Salud Pública.

La masculinidad y la sexualidad se remontan a épocas muy lejanas; no resulta exagerado afirmar que el tema de la sexualidad estuvo prohibido en Occidente durante siglos pues se consideraba que era pecaminoso o, al menos, de mal gusto; se le relacionaba con cuestiones carnales y por ende se evitaba.

Ya llegará el tiempo en que lo sabrás, era una de las respuestas más usadas cuando algún joven se atrevía a plantear una duda, si es que no le reventaban la boca por preguntar semejantes cosas.

La Medicina tampoco se mostraba muy dispuesta a incursionar en esos territorios, aunque vale la pena mencionar que 1886 puede considerarse la época en que se inició la Sexualogía pues en ese año, Richard von Karfft-Ebing, médico psiquiatra publicó en Alemania su obra: Psicopatía Sexualis. A partir de entonces las publicaciones de ese tipo se hicieron más frecuentes. Los pioneros de la Sexualogía fueron germano parlantes porque hasta Henry Havellock Ellis publicó sus obras en alemán pues, la Inglaterra victoriana vio, con desagrado, que en el primer libro de su Enciclopedia Sexual abordó el tema de la homosexualidad.

Vaya un reconocimiento a los médicos que se atrevieron a explorar los temas sexuales pero también es justo reconocer los errores cometidos, como aquellas estrategias implementadas por médicos de reconocido prestigio que abogaron por remedios tales como: la extirpación del clítoris o la circuncisión masculina sin anestesia para “combatir la masturbación”.

Iwan Bloch, el médico alemán creador del término Sexualwissenchaft y quien es considerado, por los europeos, como el padre de la Sexualogía afirmaba que se trataba de una ciencia transdisciplinaria y por ello se estudió desde diferentes plataformas entre las que destacaron: Antropología, Psicología, Pedagogía, Historia, Biología y día a día aumentan los enfoques más diversos.

La Medicina sigue estudiando la sexualidad pero con más frecuencia, lo relacionado a las disfunciones sexuales, la reproducción; las infecciones de transmisión sexual y los métodos anticonceptivos, entre otros temas aunque, en el último se le otorga poca importancia a la participación de los hombres.

En lo tocante a las disfunciones sexuales se han privilegiado las masculinas, en especial la disfunción eréctil, la cual es más frecuente de lo que se pensaba. Aparte de las ganancias que puedan obtener los laboratorios farmacológicos por la venta de medicamentos para su tratamiento, las numerosas investigaciones han advertido que la disfunción eréctil puede ser un signo premonitor de un infarto al miocardio pues, las arterias helicinas (las que vierten su sangre en el tejido eréctil peneano) son más delgadas que las coronarias (las que irrigan de sangre al músculo cardiaco), esto significa que si la disfunción eréctil es de origen vasculogénico y las helicinas son las afectadas, las siguientes serán las coronarias, y por ende se pueden tomar medidas preventivas contra infartos al miocardio.

El tema de la sexualidad se ha puesto de moda en los medios de comunicación desde hace algunos decenios, pero el tratamiento que se le dispensa varía, de acuerdo a los intereses de productores, conductores, patrocinadores y por supuesto de los dueños de los consorcios. Todo lo anterior condiciona la diversidad de los enfoques; uno que otra programa se salva de reproducir y reforzar falacias pues son muchos los que privilegian el chiste simplón que incrementa el sexismo.

Hacen falta investigaciones sobre sexualidad en nuestro país pero, sobretodo, en el ámbito de la masculinidad pues con singular frecuencia el varón es el gran ausente. Los temas de la reproducción y de la anticoncepción suelen centrarse en las mujeres y quizá ello explique, en parte, la escasa participación de los varones.

En algunos tópicos se da por sentado que el hombre es el malo de la película, como en el de la violencia (en todos sus tipos). Las estadísticas demuestran que su participación como agresor es predominante pero también se requieren investigaciones que profundicen, no sólo para averiguar a qué obedece ese comportamiento si no también para que propongan opciones para su tratamiento y de ser posible su prevención.

Las infecciones de transmisión sexual aumentan de forma preocupante en el grupo de las personas más jóvenes ¿Tendrá algo que ver con los papeles genéricos estereotipados?

Si la morbi/mortalidad, en términos generales, son mayores entre los hombres es indispensable averiguar acerca de los factores causantes y el diseños de las estrategias capaces de frenar esa tendencia.

¿Qué puede hacer la Salud Pública para animar a los profesionales de la Salud a interesarse en el vasto tema de la sexualidad?

Muchas gracias.