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Mi nombre fue Judas

Stead, C. K.

Editorial Grijalbo. México, 2008.

El libro inicia con la descripción de un experimento que en la actualidad juzgaríamos como sencillo pero, que en aquellas épocas exigió mucho análisis, reflexión e incluso valor para alejarse de las consignas populares, Idas de Sidón dice: No podemos ser racionales en todo momento, pero sí podemos intentarlo, eso nos lleva a visualizar al héroe del libro como un individuo analítico, reflexivo, objetivo y difícil de manipular.

Se trata de una novela muy interesante donde un Judas Iscariote (ahora Idas de Sidón), viejo que, contrario a lo que señalan la mayoría de las historias no se suicidó; narra la historia de su relación con Jesús a quien conoció desde que ambos eran niños. Habla de como el maestro de ambos, Andrés, les enseñó e hizo que aprendieran las Escrituras y la dicho por un tal Diógenes y los filósofos perros. Cuenta que en esas épocas Jesús era un magnífico estudiante que gustaba de las bromas para disminuir las tensiones. Andrés decía que Jesús tendría un brillante porvenir en el mundo del teatro; Judas dice que escucharlo hablar a las multitudes era maravilloso por la forma como manejaba la voz y por el contenido, que podía ponerlo al alcance de la gente o hacerlo tan obscuro que sólo se prestaba a interpretaciones.

Judas comenta que las Escrituras para él eran una fuente de belleza y consuelo pero para Jesús se convirtieron en una fuente de poder. Habla de María como una mujer fuerte, pero que nunca tuvo una buena relación con su hijo y dice: … y aunque no dio ninguna explicación al hecho de no querer quedarse con su propia familia, saltaba a la vista que la distancia entre María y él aumentaba a medida que Jesús se iba haciendo famoso en la región. José apenas y aparece en el relato lo mismo que en la vida de Jesús, es un hombre apocado, manejado por María y que nunca ocupa un plano principal; de los hermanos de Jesús dice que el más destacado fue el menor, Santiago que también murió crucificado.

Dice Judas, que Jesús hacía distingos entre los apóstoles, les daba la información en trozos y la repartía, ahora a unos y después a otros con lo que creaba competencia entre ellos, nadie se sentía seguro, aunque dice que Jesús lo consideraba, si no su igual como alguien muy especial pues le decía: Venga Judas tú eres el cerebro de este grupo. Se muestra agradecido de que Jesús no le pidiera creer en lo que se decía acerca de su nacimiento porque El desafío habría sido demasiado grande. Incluso relata una ocasión en la que riñeron y Judas le gritó que en realidad no era hijo de José si no de un soldado romano (era algo que se rumoraba) dice que la furia de Jesús fue inaudita y le golpeó salvajemente.

Cuenta que Jesús pasó bastante tiempo con la secta de los Esenios del Qumrán de quienes aprendió mucho.

La mayoría de los discípulos idolatraba a Jesús, sólo Judas analizaba lo que decía y se percató que sus sermones, al principio de amor, paz y bondad se volvieron belicosos y violentos después de enterarse de la forma en que había muerto su primo Juan el Bautista.

Habla de un Jesús molesto cuando le pedían que aliviara a alguien pues no se consideraba curandero; los milagros eran contados de distintas formas, las situaciones cambiaban de manera radical; había quien decía que el milagro de los panes y los peces sucedió con 10 individuos pero otros decían que habían sido más de 5,000 personas.

Dice que María Magdalena se convirtió en una de las personas de más confianza de Jesús y la describe como la prostituta arrepentida.

Cuando pone en duda su poder sanador Jesús le contesta: Es Dios quien lo hace, ¡pero a través de mí! Creo que aquella fue la primera ocasión en la que temí verdaderamente por él, por su equilibrio mental, quizá, pero sobre todo por su seguridad, y supongo que también por la nuestra, la de sus seguidores.

Respecto a las 30 monedas de plata dice que eran las únicas que tenían y sirvieron para pagar la última cena; no hubo tal beso de entrega; todos los discípulos huyeron y comenta que en la cruz Jesús gritó:

-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Le salió de las entrañas, aquel grito de protesta, las últimas palabras pronunciadas por aquella extraordinaria voz que aun oigo en mis recuerdos y en mis sueños. Por eso sé que Dios no existe. De haber existido, y de haber ordenado semejante fin para Su fiel hijo y sirviente, en aquel momento habría muerto de vergüenza…

En fin se trata de un libro que vale la pena leer en cualquier tiempo pero estos días que se avecinan pueden ser más propios que cualquiera otros. 

 

¿Y te acostaste con él? ¿Y la amas?

El pasado 8 de abril, por parte del Instituto Universitario Carl Rogers de Puebla, me invitaron a dar una Conferencia Magistral en el Teatro de la Ciudad de Puebla. Me apoyé en parte del presente escrito. 

Durante centurias y en diversas sociedades se ha dado por sentado que esas preguntas circulan en la mente de todo aquel miembro de la díada a quien El monstruo de los ojos verdes le estuviera devorando el alma ( no usé el verbo corroer porque el gerundio suena feo pero escrito se ve mucho peor). Las explicaciones de por qué esos cuestionamientos  son planteados de forma específica de acuerdo al sexo, surgen en forma casi automática, cual si fuera una cascada y con una lógica aplastante, lo cual no significa que sean correctas pero, no sólo por parte de cualquier mortal (que en estos tiempos tenemos más probabilidades de serlo pese o por lo dicho por nuestras autoridades) si no también lo han suscrito especialistas de diversas nacionalidades. A lo largo del presente escrito intentaremos analizar el origen de los celos, su expresión, consecuencias para también reflexionar en torno a qué se puede hacer con ellos.

Deidades celosas

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Lo mismo que en muchos ámbitos de nuestra existencia en este tópico, las religiones, igualmente, desempeñan un papel fundamental; los griegos tenían en una de sus primeras deidades a uno de los mejores ejemplos, Hera la tercera esposa de Zeus que por cierto era su hermana mayor siempre fue celosa, ad nauseam, aunque debemos reconocer que el jefe supremo del Olimpo le daba numerosos motivos para ello pues como se dice en México Le tiraba a todo lo que se movía; la forma como Hera era usaba su poder para castigar a algunas de las parejas de su olímpico cónyuge son dignos de analizar porque, con gran frecuencia se excedía e igual cabe preguntarse ¿por qué seguía con Zeus?

hacía con esos sentimientos

Pero abandonemos el Olimpo y reconozcamos que en sociedades como la nuestra es inevitable mencionar que según la Biblia el primer mandamiento dice: No tendrás otros dioses además de mí. No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en los cielos, ni en lo que hay debajo de la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la inequidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y tengo misericordia por mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos. (Ex/20/03-06) Puesto en estos trances pareciera que Yahveh fue más violento que Hera, sin embargo, más que la contabilidad (y no es que no importen los asesinados como parece pasar en México) llama la atención la violenta respuesta ante hechos o suposiciones ¿dónde quedó aquello de que En el principio fue el Verbo?

Lo dicho antes sirve para comenzar a deshacer el ovillo; por eso no resisto comentar la siguiente anécdota: Muchas casas en México pegaban en las puertas o ventanas o en el lugar que más fácilmente permitía su lectura, una calcomanía que decía más o menos lo siguiente: Este hogar es católico y no aceptamos propaganda de ninguna secta, aquí adoramos a … Nosotros en cambio aceptábamos cualquier mensaje o mejor dicho, aunque no profesamos religión alguna creemos que vale la pena saber algo respecto a ellas, de modo que nuestras hijas escucharon a muchas personas dedicadas al proselitismo religioso. Una mañana en que una mujer les recitaba algunos pasajes bíblicos, una de mis hijas (siete años) le preguntó ¿Es cierto que UDS no aceptan que se le rindan honores a la bandera? La mujer elevó los ojos al cielo, los cerró, suspiró y dijo con voz grave: “No porque Dios es muy celoso”. Mi hija lanzó otra pregunta llena de lógica infantil: Pero, si es el único dios ¿por qué se pone celoso? Fin del mensaje: airadas a más no poder, con movimientos acelerados, guardaron sus papeles en sus portafolios y se retiraron sin dignarse a vernos. Pensé ¿qué clase de deidad es aquella capaz de recelar de unos adversarios que ha dicho son inexistentes? Me queda claro que se necesita confiar en uno mismo para no ser celoso.

La tentación de Santo Tomás de Aquino. Diego Velázquez
La tentación de Santo Tomás de Aquino. Diego Velázquez

Retomando el hilo, uno de los grandes padres de la iglesia católica, Agustín de Hipona (354-430) cuya vida está colmada de episodios amorosos (Remember Flora Emilia) comentó: El que no está celoso no está enamorado. Mi tía Aniceta que pocas veces abría la boca acostumbraba a decirle a mis hermanas: Si te ama es porque te cela. El mensaje es que los celos aumentan la calidad del amor pero, cuidado porque ante su inexistencia de seguro habrá quien se lamente de que no le aman lo suficiente; puede haber reclamos soterrados hacia aquel que de la manera más tranquila acepte que su pareja conviva con personas del otro sexo durante su ausencia. Es muy factible que conozcamos a personas que se hayan sentido bien cuando fueron celadas, eso como que les aumentaba la autoestima pero si lo que era una conducta extra-ordinaria se convertía en consuetudinaria las cosas cambiaban y podían transformarse en un martirio. Recuérdense frases como: No me molesta que salgas con tus amigos, confío en ti a ciegas pero, en ellos no confío ni tantito. Claro porque de acuerdo a este caballero, ella puede ser manipulada por cualquiera. El ejemplo anterior permite entrever que el celoso se siente herido en lo más íntimo, no puede confiar en nadie y menos aun en su pareja, lo que ella haga cae dentro del ámbito del Sospechosismo (Creel dixit) y por eso diseñará todo tipo de estrategias para controlar a su pareja aunque de ese modo, él también quede controlado. Para complicar más el asunto Proust sentenció: Nada podemos saber de los seres a los que amamos. Pero el celoso no se rendirá tan fácilmente y pese a lo anterior  intentará conocer todos los pensamientos de su pareja pero, no sólo los actuales y futuros sino también y quizá con más interés los pasados, para ello se valdrá de todas las estrategias incluidas aquellas, que si las hiciera otra persona juzgaría como ruines, rastreras y miserables. Lo que encuentre lo acomodará de tal modo que corroborará sus hipótesis, para de ese modo revolcarse en su dolor y por ende sentirse con el derecho de satisfacer sus ánimos vindicativos. De modo que cuándo su pareja inquiera acerca de sus experiencias pasadas recuerde que  Todo lo que UD diga podrá (será) usado en su contra. Cabe la probabilidad de que luego de tantos exabruptos, la persona celosa se serene, se acerque arrepentida, pida perdón, prometa no volver a las andadas para poco después, decir con voz apenas audible que sólo necesita saber unas cuantas cosas más y luego olvidarse del asunto:

  • Él: ¿cuántas veces han tenido relaciones? ¿cuántas orgasmos has tenido con él? ¿es mejor amante que yo?
  • Ella: ¿te sientes más feliz con ella? ¿qué le has contado de mi? ¿y la amas?

Estas cuantas preguntas son sólo un mínimo ejemplo de lo que suele ocurrir, sin embargo, los interrogatorios, con gran frecuencia duran horas y a veces la pareja, debido al cansancio, es capaz de aceptar cualquier cosa aunque ninguna respuesta satisfará y sólo incrementará la desconfianza del Otelo en cuestión.

El comportamiento humano es tan variado que todavía existen personas, al parecer más de sexo femenino, que, propositivamente, provocan celos en su pareja o dicho de manera más popular Les dan picones, el psicólogo White dice que suelen hacerlo para:

  • Obtener determinada recompensa,
  • poner a prueba la fuerza de la relación,
  • vengarse de la pareja porque ve a otra persona,
  • reforzar la autoestima y 
  • castigar a la pareja. (1) Sea lo que sea a veces las cosas se salen de control y se obtienen los resultados menos deseados.

Definiciones

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Pero como hemos avanzado bastante y no hemos dicho que son los celos es conveniente meditar sobre un par de definiciones:

  • Reacción emocional de aversión producida por una relación real o imaginaria que involucra a nuestra pareja con una tercera persona. Bringle y Buunk, 1991. (2)

No podía faltar el Diccionario de la Real Academia Española que en su XXII edición dice:

Celo: 7. sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra.

Vale la pena analizar esas definiciones porque, a últimas fechas, se ha mencionado con singular frecuencia que los celos están relacionados con nuestra herencia genética, es decir, que la evolución jugó un papel determinante no sólo en su existencia sino en que se sientan, vivan y expresen de forma diferentes por hombres y mujeres. Se invocaba que en animales de otras especies, los machos actuaban como si estuviesen especialmente preocupados por garantizar que las camadas fueran de ellos pues en caso de no ser así, desperdiciaría muchos recursos al cuidar a crías de otros padres. Lo anterior, según algunos autores explicaba porque un macho podía matar a las crías de una hembra, la cual entraría en celo poco después para aparearse con el macho en cuestión, que de ese modo garantizaba su progenitura. Abundan ejemplos que pueden parecernos bizarros sobre como garantizar que nadie más podrá fecundar a una hembra, por ejemplo, vigilarla todo el tiempo y hasta colocar tapones con el propio semen.

Y aunque los humanos solemos considerarnos como el Acmé de la creación  seguimos enfrentándonos a una realidad apabullante: la difícil tarea de demostrar la paternidad (cuanta razón tenía Lupita Palomera al cantar: “Hay como es cruel la incertidumbre”) el varón, lo mismo que algunos animales de otras especies, afinará las estrategias de vigilancia sobre su compañera y de ser necesario empleará todo tipo de prácticas hacia ella o hacia los otros con el fin de disuadir cualquier tipo de acercamiento. En cambio la mujer jamás dudará de su maternidad, quizá por ello siga vigente la amplia y contundente respuesta que un profesor le dio al alumno que preguntó:

Profesor ¿cuál es la diferencia entre fe y ciencia?

Verá UD -dijo el viejo profesor- la fe es un conjunto de creencias que no exigen comprobación; por otro lado la ciencia se refiere a conocimientos que obtenemos luego de profundas y sesudas observaciones, las cuales son sometidas al análisis y a la reflexión, es decir, se trata de algo objetivo. De modo que cuando UD señala a una mujer y nos dice “Esa es mi madre” eso es ciencia; en cambio cuando UD señala a un hombre y nos dice “Ese es mi padre”, debo decirle querido alumno, que eso es FE.

Fácilmente podemos recordar el trato que se le dispensa a la fémina cuando anuncia que está embarazada, se le brindan cuidados, atenciones, se le felicita y se le comienza a tratar como madre, en cambio, el varón recibirá el reconocimiento de padre hasta que nazca la criatura, sin olvidar las consabidas bromas del tipo de ¿Y éste a quién se parece?

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Una de las máximas defensoras de la hipótesis evolucionista de los celos, Helen Fisher afirma: Las mujeres son más proclives a pasar por alto un ligue de su compañero, si están convencidas de que era una aventura pasajera y carente de importancia. Pero si la personas querida forma un vínculo afectivo con una rival y empieza a desviar hacia ella sus atenciones y recursos, casi cualquier mujer explotará en celos (3). Una tía mía con menos blasones académicos que Fisher acostumbraba a decir: A mi que me respete que no me las pasee por la casa. Desde el punto de vista de los evolucionistas el macho tratará de regar su simiente a diestra y siniestra, las hembras de mamíferos que han invertido más en el óvulo, el embarazo y el amamantamiento requieren de un macho capaz de actuar como proveedor y eso se magnifica en el caso de los humanos; de modo que Una cana al aire, no resulta tan amenazante pero si el hombre le toma cariño a la otra y hasta tiene descendencia con ella cabe la probabilidad de que gran cantidad de los recursos los canalice al otro hogar. Resulta muy interesante constatar como la inmigración antes mayoritariamente masculina se ha ido modificando; en la actualidad también muchas mujeres abandonan estas tierras y alcanzan o se van junto con su pareja. Recordemos que en múltiples ocasiones un varón se abandonaba una familia acá porque ya tenía otra allende nuestras fronteras.

En contraparte, Levy y Kelly, de la Universidad Estatal de Pennsylvania están en desacuerdo con la hipótesis evolucionista pues hablan de la existencia de hombres que al igual que a la mayoría de las mujeres, consideran que la traición emocional es más dolorosa que la infidelidad sexual, al parecer las personas más reacias al apego señalan que es más dolorosa la infidelidad sexual (4). Esto invita a pensar en cómo son las personas celosas y si se hace un esfuerzo es factible recordar que:

  • no todo mundo es celoso,
  • los celosos no siempre piensan, sienten y hacen lo mismo,
  • las celosas no siempre piensan, sienten y hacen lo mismo
  • hombres y mujeres, celosos, a veces se comportan de la misma forma. En concreto es difícil unificar los criterios pero sobretodo el actuar de la persona celosa.

Si bien la mayoría de las personas habla de una situación triangular en el caso de los celos, Davis citado por Reidl dice que en realidad se trata de un cuadrado: celoso, celado, rival y cultura (5). La observación es muy interesante porque deja ver algo, señalado desde hace mucho tiempo y que es digno de meditar, la sociedad en la que crecimos, es decir, aquella donde fuimos criados y creados nos enseña qué sentir y como comportarnos.

Reidl, en una investigación que hizo en 1985 sobre las diferencias culturales y sexuales de los celos y la envidia como rasgo disposicional en la pareja, comparando soviéticos y mexicanos halló:

  • mujeres más celosas que los hombres,
  • más ambivalentes hacia la relación y hacia si mismas,
  • desconfían de su pareja,
  • ellos apoyan más la exclusividad social y sexual,
  • son más envidiosos y con
  • autoestima más dependiente.

Interesantes hallazgos explicativos de algunos comportamientos relacionados con los celos, al menos en nuestro país y que nunca insinúan que la conducta se encuentre en un determinado cromosoma.

Otras culturas

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Cuando se amplía el horizonte como en el párrafo anterior, las cosas lucen distintas y ello se logra averiguando lo que sucede o a ocurrido en otras latitudes motivo por el cual hablaremos de  los Koriakos; estas personas aun viven en la península de Kamchatka en el Mar de Bering y pertenecen a Rusia. Tradicionalmente se han divido en dos subgrupos: Koriakos Nemelan, es la gente de la costa o marinos, son sedentarios y viven de la pesca y los Koriakos Chauchen, viven territorio adentro, se dedican a la cría de renos de los cuales poseen grandes rebaños pero como dependen de esos animales su estilo de vida es nómada. Hasta hace algunos años, los Koriakos Chauchen eran muy desconfiados pero no sólo de los extranjeros sino también de sus coterráneos motivo por el cual obligaban a sus esposas a no lavarse la cara jamás; debían vestir con la ropa más dañada y sucia todo con el fin de disminuir sus atractivos y no llamar la atención de los hombres; como es fácil de comprender el adulterio se castigaba con la muerte.  

Los Koriakos Nemelen eran radicalmente diferentes, se sentían muy orgullosos de la belleza de sus mujeres y por ello las animaban a que se arreglaran y vistieran de tal modo que siempre lucieran hermosas; se afirma que con frecuencia ofrecían sus esposas a los extranjeros.

Los Ladeki y Paharis de Cachemira en Nepal practicaban la poliandria fraternal, es decir, una mujer se casaba con varios hermanos; esa costumbre resultaba provechosa porque había más hombres que mujeres y de esa manera las tierras no se fragmentaban. Había reglas para tener relaciones y casi nunca había conflictos, algo similar a lo ocurrido con nuestros Huicholes quienes practicaban la poliginia.

No es que fuesen inexistentes los celos en los mal llamados Pueblos primitivos, simple y sencillamente se expresaban y resolvían de otras maneras.

Regresando a nuestra realidad, tan pronto como se tienen los celos se pueden hacer diferentes cosas:

  • Se ha observado la existencia de más violencia contra la pareja que contra el rival y es menester señalar que la violencia puede alcanzar tintes muy altos que pueden llegar incluso a la muerte o al suicidio.
  • Es mucho más factible que ellas acepten que están celosas, al varón le cuesta trabajo hacerlo, eso quizá se relacione con que sería una especie de aceptación de inferioridad o de debilidad.
  • Que ellas se culpen puede deberse a que, tradicionalmente se les ha responsabilizado  de que el matrimonio navegue por aguas tranquilas, se considera que la prudencia le ayudará a que la pareja siga unida.
  • Ellos suelen culparla a ella por: fácil, loca, ingenua o al rival, es decir, se colocan en calidad de víctimas.
  • Y como ya se mencionó antes, en ocasiones, ellas provocan los celos de su pareja.

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El celoso no sólo hace sufrir también sufre, por principio de cuentas suele colocarse por debajo de cualquier rival, por paradójico que parezca en su mente su pareja si fijará en cualquier persona y teme en lo más profundo que cualquiera le supere.

Ya hemos visto que algunos consideran que son fruto de la preocupación por aquella persona a quien se quiere, sin embargo, un pensador tan brillante como “La Rochefoucauld” (1613-1680) comentaba: Nacen más bien del amor a si mismo que del amor a otros. Un análisis sincero puede demostrar que no acepto perder a alguien que considero de mi estricta propiedad, alguien para quien yo debiera ser su todo; la herida narcisista  es brutal ¿cómo se atreve a fijarse en otro? Seguramente por eso Alberoni advierte: Estamos celosos sólo cuando es la misma persona a la que amamos la que se deja raptar, seducir, llevar por otro, cuando lo prefiere a él en vez de a nosotros. Los celos son siempre traición de la exclusividad. (6) El golpe a la autoestima se considera como demoledor, resulta difícil aceptar que quiera irse de nuestro lado, se juzga como la máxima traición aunque jamás se haya hablado de exclusividad y aunque el celoso en alguna ocasión haya sido infiel pues: Lo mío fue distinto, yo no amaba a la otra persona, sólo fue un arrebato pasional. El celoso dispone de una ingente cantidad de racionalizaciones para justificar sus actos.

Willy Pasini picado por la curiosidad aplicó las siguientes preguntas Forzadas que se relacionan con el título del presente,  escrito:

  1. ¿preferirías que tu compañero (a) estuviera con otra (o) pensando el ti? o
  2. ¿que estuviera contigo pensando en otro (a)?

Ellas prefirieron la opción 1 y ellos la 2. (7) Interesantes respuestas que no pueden generalizarse, hablan de diferencias genéricas pero en ningún momento evidencian que sea por causa cromosómica.

Después de lo antes expuesto queda claro que los celos puede experimentarlos cualquier persona, no obstante, vale la pena reflexionar en lo dicho Clanton y Smith: Lo que determina si nuestros celos son <<normales>> o <<anormales>>, <<sanos>> o <<patológicos>> no es este <<chispazo>> en sí, sino lo que hacemos con él (8). Cuando el barreno de los celos comienza a penetrar nuestra autoestima, valdría la pena hacer un alto en el camino y analizar ¿qué tan cierto será esto que experimento, es decir, que me hace sospechar y temer que mi pareja está interesada en otra persona? Quizá todo se deba a un mal entendido, sin embargo, puedo aprovechar esta situación porque a decir de Ayala los celos tienen las siguientes funciones:

  • Permiten examinar la relación,
  • enseñan que la relación no es incondicional o eterna,
  • son una señal de amor,
  • son instrumento que induce al compromiso,
  • intensifican las emociones,
  • agregan pasión al sexo y
  • protegen el amor (9).

No necesariamente tenemos que aceptar todo lo dicho por esta autora pero, ayudaría mucho analizar cuáles de esas funciones nos sirven y cuáles no, ahora que reflexionar acerca del por qué lo consideramos de ese modo será mucho muy útil. Ahora que si después de un análisis sincero me percato de que esto me ha ocurrido en varias ocasiones quizá sea tiempo de aceptar, humildemente, que pese a mis buenas intenciones no he cambiado y por tanto valdría la pena solicitar ayuda profesional.

Tüllmann, un estudioso de sociedades no industrializadas afirmaba algo que le puede molestar a quienes se consideran superiores a la gente de otro color de piel: Aún entre nosotros, los celos pueden explicarse casi exclusivamente como debidos sobretodo al deseo de poseer en derecho a la persona que nos los provoca (10). Esa observación me hace pensar que lo único que poseo es mi forma de reaccionar; mi pareja es otra persona que acepta estar conmigo y lo hace por múltiples razones, como por ejemplo: le gusto, le agrada mi forma de ser, compartimos sueños, se siente segura a mi lado y lo ideal sería permanecer de este modo hasta que ambos queramos hacerlo, por tanto, podría modificar aquello de que casan Hasta que la muerte los separe por Hasta que la muerte del amor los separe.

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De repente llega a mi mente aquella frase de Ortega y Gasset Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo. El celoso percibe algo (real o imaginario) que su pensamiento se encarga de acrecentar y se mete en una dinámica de la cual, a veces resulta, sumamente difícil escapar pero que también se constituye como una oportunidad para templarse y actuar con sobriedad; no hay un determinismo que nos lleve a realizar, en automático lo mismo a hombres y mujeres; cada uno elige quiéralo o no, lo que hará quizá por eso Tordjman define a los celos como: Encuentro entre una estructura y una coyuntura. (11)Tordjman. Esos sentimientos surgen en un ambiente que ha influido de forma por demás importante, desde la más tierna infancia, la mente del individuo celoso; esa persona tiene una constitución concreta, de modo de esa mezcla emerge un individuo específico; las combinaciones pueden ser infinitas, lo mismo que los comportamientos aunque conservamos en la memoria, preferentemente aquellos que resultan más dramáticos como el del pintor de Juan Pablo Castel ese personaje, sin par que Ernesto Sabato retrató de forma magistral en su novela El túnel, que asesinó a su amada María Iribarne. Cualquiera podría decir que eso sólo sucede en los libros, por desgracia la realidad puede ser peor como el caso del joven rumano (21 años) que en los primeros días de abril de este 2011 estranguló a su pareja (19 años) embarazada, delante del hijo de ambos de tres años; afirma que lo hizo porque ella le dijo que lo abandonaría y que quizá el hijo que venía no era de él. Después de matarla, el joven llamó a su propio padre le explicó lo que había hecho, mostró el cadáver por cámara web y dijo que mataría a su cuñada (13 años) tan pronto llegara. El padre llamó a la policía rumana, ésta se comunicó a España y se encuentra detenido. Impactante tragedia casi tanto como el artículo que, el 7 de abril Salvador Sostres publicó en el periódico español El Mundo donde decía cosas como:

  • un chico normal de 21 años que está enamorado de su novia embarazada, es normal que pierda el corazón y la cabeza, el sentido y el mundo de vista, si un día llega a casa y su chica le dice que le va a dejar y que además el bebé que espera no es suyo.
  •  Porque hay muchas formas de violencia, y es atroz la violencia que el chico recibió al saber que iban a dejarle y que el niño que creía esperar no era suyo. No te causa la muerte física pero te mata por dentro y aquel día algo de ti muere para siempre. No justifico lo que hizo, ni creo que se pueda justificar, pero no es un monstruo: es un chico normal sometido a la presión de una violencia infinita, una violencia que no por no ser física es menos violenta; un chico que luego tuvo una reacción terrible, inaceptable e inasumible, criminal, y que no sólo terminó con la vida de su novia y la de la criatura que esperaba sino que terminó, en cierto modo, con la suya propia.

La ola de indignadas protestas no se hizo esperar y esa misma tarde el periódico bajo el artículo de internet y es que la aparente defensa del chico puede interpretarse como una más de las estrategias del nuevo machismo en el que se justifican las acciones de los varones descritos como víctimas de féminas malignas. (13)

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Estrechamente relacionado con lo anterior es lo dicho por Cano et al: Ponerse alerta ante la percepción de una posible amenaza sería una respuesta adaptativa, pero la intensidad de la reacción, la conducta percibida como amenazante, las respuestas permitidas y las emociones asociadas serían prescritas socialmente. (12). Por supuesto que reaccionaremos ante todo aquello que atente o creamos que atente contra nuestra relación pero tras un momento de calma sería interesante averiguar que tanto encaja en mi lo dicho por May (no digo su nombre para que no piensen que es puro rollo): ¿Por qué estoy tan bajo de autoestima?

Nos sentiremos mejor cuando aceptemos que:

Mi sensación de seguridad y confiabilidad hacia mi pareja más que estar, estrechamente relacionada con mi confianza en mí mismo, emana de esto último. 

Bibliografía

  1. White, Greg, citado por Ayala, Malach, Pines. Aprender a manejar los celos. Inteligencia emocional. http://www.inteligencia-emocional.org/cursos-gratis/celos/index.htm
  2. Bringle y Buunk, citados por Reidl, Martínez, Lucy, Ma. Celos y envidia: emociones humanas. Colección Postgrado UNAM, 2005:119.
  3. Fisher, Helen. El primer sexo. Las capacidades innatas de las mujeres y cómo están cambiando el mundo. Editorial Taurus. España, 2000:331
  4. New explanation for sex differences in jealousy. The Free Library. http://www.thefreelibrary.com
  5. Reidl, Martínez, Lucy, María. Celos y envidia: emociones humanas. Colección Postgrado UNAM, 2005
  6. Alberoni, Francesco. Te amo. Editorial Gedisa. España, 1997:100
  7. Pasini, Willy. Los nuevos comportamientos amorosos. La pareja y las transgresiones sexuales. Editorial Grijalbo. España, 2005:239
  8. Clanton, G. y Smith, L.G. Anatomía de los celos. Editorial Grijalbo. España, 1981:24.
  9. Ayala, Malach, Pines. Aprender a manejar los celos. Inteligencia emocional. http://www.inteligencia-emocional.org/cursos-gratis/celos/index.htm
  10. Tüllmann, Adolf. Vida amorosa de los pueblos naturales. Editorial Círculo de Lectores. España, 1971:142
  11. Tordjman, Gilbert. (1988). La pareja. Editorial Grijalbo. México:279
  12. Canto, O.J.M.; García, L.P. y Gómez, J.L. Celos y emociones: factores de la relación de pareja en la reacción ante la infidelidad. Athenea Digital. No. 15:51
  13. http://es.paperblog.com/users/husmeandoporlared/