Archivo por meses: enero 2013

Las fiestas decembrinas y la empatía

Las fiestas decembrinas y la empatía

Antes de entrarle al tema vale la pena considerar lo que el Diccionario de la Real Academia Española dice al respecto, Empatía: Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro; si se lee y analiza con atención resulta por demás interesante el planteamiento pues, plantea que es como sintonizarse con otro aunque sea un desconocido; algunos comentan que se vibra a una misma frecuencia pero, sin duda alguna, la mayor parte de la gente describe a la empatía como la capacidad de ponerse en los zapatos del otro.

En estas fechas resulta tentador afirmar que esta característica, lo mismo que los copos de nieves (en otras regiones porque ¿alguien ha visto nevar en Tuxpan, Poza Rica o zonas aledañas?) cubre el ambiente y por tanto, la paz nos cobija con su mágico manto. Los escaparates de las tiendas son más vistosos que nunca, repletos de productos que invitan a adquirirlos porque abundan las tentadoras ofertas que al son de pague hasta dentro de tantos meses hacen pensar al comprador que esa fecha jamás llegará o que para entonces ya tendrá un puesto en el nuevo gobierno.

La mercadotecnia y la publicidad animan a la gente a pensar en los otros con mensajes del tipo demuéstrale cuánto le amas con este maravilloso presente; los juguetes más vendidos son los de marcas extranjeras y si no se consiguen los originales no importa siempre habrá una imitación china para substituirle, incluso a menor precio; si está fabricado con productos tóxicos que puedan dañar a la criatura no importa, la felicidad del momento es lo importante. ¿dónde se perdieron aquellos juguetes mexicanos que UD y yo disfrutamos? sencillos pero que también produjeron innumerables momentos de felicidad. ¿puede recordarlos? ¿se atrevería a comentar con el resto de la gente cuáles eran sus juguetes favoritos? o ¿a qué jugaba? Comienzo una lista que UD puede incrementar: trompo, balero, patín del diablo, soldaditos, pelotas …

Las niñas ansían la Barbie de moda y sus accesorios que nada tienen que ver con su entorno pero que se venden a pasto. ¿recuerdan aquellas muñecas de trapo con trenzas y moños de colores chillantes que hoy sólo compran los extranjeros o hechas con otros materiales como cartón y aquellas para recortar que venían provistas con ropa igual para recortar? ¿llegaron a quererlas? ¿alguna de UDS jugó con las pequeñas alacenas de madera con jarras y cazuelas de barro o de aluminio con brillantes colores? ¿Hicieron ejercicio con las cuerdas para saltar?

La gente menuda de la actualidad ansía crecer para contar con su teléfono celular de ese modo podrá estar más cerca de sus amistades, se conectará, prácticamente, a cualquier parte del mundo ¿se han fijado en esas reuniones donde cada quien está conectado a un celular, un IPad, tableta u lo que sea pero no con la gente que está a su lado?

No faltará quien diga que la empatía consiste en comprarle a las criaturas eso con lo que anhelan (promovido por los medios de comunicación) y que sirve para engordar el bolsillo de los comerciantes pero sobre todo de empresas extranjeras, mientras tanto, los fabricantes de juguetes mexicanos se sumen en la miseria y esos objetos sólo podemos verlos en uno que otro museo.

Pero retomando el tema, si bien una gran cantidad de investigadores consideran a la empatía como una característica específicamente humana, los noticiarios ya sean de radio o de televisión o la lectura de los diarios con tal abundancia de crímenes y guerras pareciera desmentirlos. Lo anterior lleva a plantearse una serie de interrogantes:

¿Será que los criminales carecen de empatía? ¿la ausencia de empatía obedece a una cuestión biológica o es producida por el ambiente? es decir, ¿será que se puede influir para que no la ejerzan? y por tanto ¿podemos hacer que se desarrolle?

Más adelante veremos que una gran cantidad de estudiosos del tema dicen que es un rasgo heredado filogenéticamente, esto es, ligado a nuestra evolución pero, también hay quienes afirman que es el medio donde crecemos el que influye para que la tengamos o no. Aunque cueste trabajo creerlo, para tener una idea de lo que le sucede a una persona no necesariamente debe uno pasar por la misma situación y quizá ni haberla experimentado; lo anterior lo avala Salvatore M. Aglioti quien labora en el Departamento de Psicología de la Universidad de la Sapienza de Roma , cuando afirma: … las áreas del cerebro que se activan cuando ves  una determinada emoción en una persona, son las mismas que se activan cuando tú la expresas. Por eso es que sentimos algo al ver la expresión de otros, es una especie de contagio emocional; quizá eso suceda porque somos seres gregarios y al resultar benéfico para la convivencia terminó por conservarse. El mismo autor señala: … cuando te pinchas con una aguja o te cortan de una relación se activan estructuras mentales semejantes; esto significa que duele. Cada dolor se tiñe de diversas características pero a final de cuentas todos lastiman y la capacidad para detectarlos puede desarrollarse.

Las mujeres tienen más desarrolladas esta característica y los hombres suelen ser más vengativos. (1) Esta aseveración es compartida por la inmensa mayoría de las personas, sin embargo, de inmediato surgen cuestionamientos:

¿se trata de una característica genéticamente determinada?

¿obedece a la forma como ellas han sido educadas?

¿existen impedimentos, genéticamente determinados, para que el varón sea empático? o

¿puede aprender la gente a ser empática?

Rememorar las propias experiencias puede ayudar pero sólo un poco; a medida que ampliemos la memoria surgirán prototipos que contradigan lo antes propuesto; de seguro recordaremos mujeres siniestras y hombres nobles (no sólo la política y la religión sirven en este caso porque también entre nuestros familiares y conocidos sobrarán los ejemplos). Sin embargo, es necesario ir más allá del hecho anecdótico y es ahí cuando las investigaciones pueden ayudarnos.

Que las mujeres puntúen más alto en empatía puede relacionarse con que, en sociedades como la nuestra, han sido educadas, casi, casi programadas para comprender y compartir, tanto los sentimientos como las emociones de los otros. Tradicionalmente se espera que ella se preocupe y vele por los demás. Resulta frecuente hallar en investigaciones sobre género, narraciones donde la madre era la que comía al último y en múltiples ocasiones su dieta era muy exigua, por la simple y sencilla razón de que había dejado lo mejor para su pareja y sobre todo para sus hijos; como dato curioso es menester evocar que hasta en eso se jerarquizaba ¿recuerdan aquel mensaje de Cuando la leche es poca al niño le toca? Pues había quien lo tomaba al pie de la letra porque se le proporcionaba más las criaturas de sexo masculino que a las niñas. Una alumna de un seminario de Psicoterapia compartió haberse sentido muy molesta con su hermana menor, durante una reunión familiar porque a la hora de servir las viandas, al guisado de su mamá no le puso carne; cuando le reclamaron ella contestó: A mi mami nunca le ha gustado la carne, recuerdo que cuando éramos chicas, nunca la comías. La madre entre: sorprendida, enojada, divertida y confusa respondió: No me servía porque no alcanzaba, no porque no me gustara. 

En relación con los chicos las cosas han sido diferentes desde hace milenios, sin duda podrán recordar que se insistía y todavía acontece en que debían sobresalir en cualquiera de las actividades que realizaran; se les animaba y a veces se les exigía en triunfar a costa de lo que fuera.

Cuando surgen las diferencias o disgustos en las reuniones femeninas los gritos pueden menudear pero, hasta ahí; en contraste entre varones, de los gritos y los empujones se pasará a los golpes quizás por ello Armando Chulak define a la Bofetada como Opinión manual. Aunque debe quedar claro que lo anterior no puede generalizarse, ellas tienen un mejor manejo del lenguaje y por eso pueden arreglar los disgustos por medio de las palabras, en cambio el varón, menos dado al diálogo y entrenado para la inmediatez gira hacia la violencia. Por cierto el 27 de diciembre del 2012 en el periódico El País se publicó un artículo donde se señala que el sacerdote italiano Piero Corci quien oficia en la iglesia de San Terenzo en Lerici provincia de Spezia señaló … las mujeres se buscan la violencia hacia ellas por provocar a los hombres (2). O séase que yo, pobre hombre si reacciono de manera violenta no soy culpable pues como canta el filósofo Luis Miguel UD es la culpable. Otro sacerdote más que en vez de mensajes de paz enciende le atiza a la hoguera.

De regreso al tema, Franz de Waal, primatólogo y etólogo holandés, profesor de Psicología en la Universidad de Emory y director del Living Links Center en el Yerkes National Primate Research Center en Atlanta y a quien en el 2007, la revista Life elegido como uno de los 100 científicos y pensadores más importantes de ese año, asegura que la empatía la compartimos con antropoides entre los que destacan los bonobos, él dice que: El núcleo de la empatía es el ser afectado, emocionalmente, por los demás; e insiste en que esta característica existe en especies diferentes a la nuestra, de modo que humildemente tenemos que aceptar que no somos el acmé de la Evolución, somos una más de las especies existentes. Franz de Waal, comenzó a estudiar el tema desde los noventas del siglo pasado y después de él otros han replicado investigaciones similares pero, las han realizado con otro tipo de animales como: ratones, monos, simios, elefantes o delfines. Dicho autor habla de contagio emocional cuando el estado emocional de un individuo hace que otro adopte un estado igual o similar; una criatura que observa llorar a otra puede, al cabo de un corto tiempo romper en lágrimas; películas como El campeón (para los internacionales) y Nosotros los pobres (para los nacionales) también ejemplifican lo antes mencionado.

Se acepta con relativa facilidad que hay una identificación con los sentimientos de miembros de la misma especie; como los monos Rhesus descritos por Weckhin y Masserman que dejaron de comer hasta cinco días al advertir que cuando jalaban una palanca que les daba comida, al mismo tiempo le producía una fuerte descarga eléctrica a otro mono. Quizás por eso incomode tanto comer en los restaurantes que se encuentran en las aceras de las calles y prefiramos aquellos donde está prohibida la entrada a vendedores pero sobre todo a limosneros, querámoslo o no Saca de onda, estremece, conmueve u lo que sea. 

Por ello puede parecer increíble aquel simio, descrito por de Waal que ayudó a un pájaro herido; el simio estaba en su jaula del zoológico una de cuyas paredes es de cristal, un pájaro que entró a la jaula se estrelló de forma tan violenta que cayó inconsciente al suelo, el simio lo recogió, le dio calor y cuando notó que despertaba o se reponía del golpe subió con él a la parte más alta de su jaula y tomándolo por las alas lo liberó, el ave voló. Que ayuden a un miembro de su misma especie puede ser más entendible que esta acción y si tienen curiosidad pueden entrar a Youtube donde encontrarán varios ejemplos de ayuda entre animales de diferentes especies.

Y regreso al periódico El País del 27 de diciembre del 2012 donde una nota menciona a un grupo de madres de Monserrat (3,000 habitantes) localidad de Valencia las cuales con el fin de recaudar fondos para el transporte de sus hijos (seis kilómetros distancia al colegio) hicieron un calendario erótico que ofrecen a cambio de donativos, ya juntaron lo suficiente para tres meses del siguiente año y esperan que los apoyos les ayuden a conseguir lo necesario (43,000 euros) para todo el 2013, no han habido comentarios machistas y la acción es digna de ser analizada y sólo eso porque ¿qué haría nuestra comunidad ante una acción semejante? Bueno quizás porque en nuestras tierras no tengamos urgencias de ese tipo. Pueden ver el calendario en: http://www.taringa.net/posts/noticias/15956364/Calendario-erotico-de-las-madres-de-Montserrat.html

Por todo lo antes mencionado resulta pertinente recordar lo dicho por Stephen Jay Gould: ¿Por qué habría de ser nuestra maldad el bagaje de un pasado simiesco y nuestra bondad únicamente humana? ¿Por qué no habríamos de ver continuidad con otros animales también en nuestros rasgos “nobles”. (3) Piénsese cuántas veces achacamos nuestros comportamientos agresivos a una herencia animal o nos sorprendemos cuando individuos de otra especie se comportan tiernamente. Para explicar esta tendencia de Waal usa el concepto Antropodenial, es decir, el rechazo, a priori de similaridad entre los comportamientos animal y humano. (4) Con gran frecuencia se nos olvida aquello de que, Si bien, no todos los animales son humanos, todos los humanos somos animales.

Debo admitir que no me satisface del todo el concepto de empatía, es decir, no basta con identificar lo que siente el otro, hace falta ir más allá y luego de saberlo preguntarme ¿qué puedo al respecto? y ¡Hacerlo!

Veo a la empatía como una especie de hipo que puede surgir de súbito y con mucha intensidad para, más temprano que tarde desaparecer, esto es, no necesariamente mueve a la acción es similar al dolor experimentado al golpearse el codo: muy intenso pero dura poco. Si no me lo crees responde:

  • ¿qué ha pasado con las muertes de Juárez y todos los feminicidios en nuestro país?
  • ¿con todos los asesinatos que con lujo de violencia, día a día, aun suceden en este México?
  • ¿y las muertes de las criaturas de la guardería del IMSS en Hermosillo?
  • ¿y los pobres que cada día son más numerosos?
  • ¿y la gente de Haití? y
  • mejor ya no le sigo.

Franz de Waal y otros investigadores han descrito episodios donde simios, elefantes, ballenas o delfines al ver que uno de sus semejantes está en problemas se lanzan en su ayuda ¿por qué lo hacen? ¿qué ganan con ello? ¿estamos frente al origen del altruismo? ¿es más redituable éste último que el egoísmo? ¿puede cultura modificar a natura?

Creo que si hay una herencia filogenética pero, también que podemos reforzarla sobretodo si enseñamos a nuestras criaturas a:

  • observar a los demás con atención,
  • sondear en los sentimientos y emociones que experimentamos, en vez de huir de ellos, es decir, atrevernos a sentir y nombrarlo,
  • tomar en cuenta los sentimientos ajenos y hacer algo al respecto que vaya más allá del conmovernos,
  • reconocer que nuestros actos tienen consecuencias, tanto en nosotros mismos como en otros,

Acciones de ese tipo ayudarán a que los hombres dejemos de ser analfabetas sentimentales porque querámoslo o no, en términos generales, ellas suelen ser más empáticas pero eso no significa que debamos continuar del mismo modo, dicho de otra manera los varones también podemos demostrar nuestros afectos y apoyar a los demás.

Bibliografía

  1. Las mujeres tienen más empatía que los hombres. Heraldo de Soria. Julio 13 del 2007.

  2. El País. Un cura enciende la polémica en Italia al culpar a las mujeres de feminicidios. Diciembre 27 del 2012

  3. De Waal Franz. Primates y filósofos. La evolución de la moral del simio al hombre. Editorial Paidós. España, 2007.

  4. Scarfo, Daniel. Animal y vida social: entrevista a Franz de Waal. Sábado 10 de noviembre de 2007. Lecturas imposibles. blogspot.com

  5. Bono Ferran. Las madres del calendario erótico logran fondos para el bus escolar. El País. Diciembre 27 del 2012.

 

 

 

Bipolar

Memorias de una maniaco-depresiva.

Terri Cheney. Editorial Suma de letras. México 2010.

En 269 páginas la autora nos sumerge en una descripción que luce como un sube y baja extremo, es decir, de repente se halla en las alturas más incomensurables haciendo cosas atrevidas, riesgosas, temerarias, las cuales más adelante recordará con dificultad; otras veces se sume en profundas tristezas que la inmovilizan, en las que se esconde del mundo y sólo desea desaparecer; varios intentos de suicidio atestiguan el grado de su malestar.

Se trata de una abogada de gran prestigio que desarrolla de tal forma que su capacidad de trabajo resulta increíble para muchos, ignoran que está en fase maniaca; gana la inmensa mayoría de los casos que le asignan y por ello cobra ingentes cantidades de dinero que malgasta cuando, por lo general después de un cuadro depresivo, entra en fase maniaca. Compra, en gran número, cosas innecesarias y sus deudas crecen de forma desorbitada.

En varias ocasiones y posterior a sus intentos de suicidio es recluida en hospitales psiquiátricos donde recibe tratos inhumanos pese a lo caro que resultan sus estancias; describe el poco respeto que reciben los internos e incluso relata como las autoridades, en base a un mal diagnóstico, la internan y no le permiten hacer uso de sus derechos; ella se resigna, hace todo lo que el personal médico le indica con tal de ganarse su simpatía y poder salir.

Tiene aventuras amorosas no siempre con los sujetos más adecuados y aunque encuentra algunas personas que le aman y con las cuales podría vivir una buena relación de pareja, más temprano que tarde sus oscilaciones ocasionan la ruptura amorosa.

El diagnóstico, como suele suceder tarda años en llegar y ella, como también es costumbre, no es alguien que siga al pie de la letra las indicaciones de su psiquiatra, de ahí que la enfermedad se manifieste como estados mixtos, es decir, lapsos cortos e intensos en que ella oscila entre manía y depresión a veces en cuestión de horas.

El relato que hace de su experiencia con la terapia de electrochoques es impactante aunque una gran cantidad de profesionales, señalan que en la actualidad ya no dañan tanto a quien lo recibe, de todas formas es algo que estremece al lector, además el médico que se lo aplicó más tarde es perseguido por la justicia y encarcelado por un sin fin de anomalías.

No es una historia bonita, es brutalmente real y permite entender a un gran sector de nuestra población que posiblemente padezca este trastorno sin saberlo, sufriendo él y sus seres queridos las consecuencias. Una gran cantidad de las personas con trastorno bipolar han tenido intentos de suicidio y son muchos los que lo han logrado. También es necesario agregar que con tratamiento las cosas mejoran de manera importante, no obstante, no basta con los fármacos pues resulta de fundamental importancia la psicoterapia.