Archivo por meses: enero 2016

Una cuestión personal

Kenzaburo Oé

Anagrama Coelcción compactos

Novela con tintes autobiográficos, que pueden lucir como crueles para algunos, pero en realidad son sinceros y descarnados.

La gente conoce y se dirige al protagonista de la historia como Bird, quien es profesor de inglés y tiene un sueño: partir hacia África, pues considera que allá desaparecerán sus problemas. Sin embargo, el destino le juega una mala pasada y recibe una llamada telefónica por medio de la cual le avisan que su hijo ha nacido, pero debe acudir de inmediato al hospital. Al llegar le comunican que hubo problemas pues nació con una hidrocefalia de tal gravedad que parece tener dos cabezas, le sugieren que mejor ni lo vea. Internaliza que es un monstruo y que lo mejor es deshacerse de él, de inmediato. Opta por darse su tiempo antes de tomar una decisión. Visita a su suegro, antiguo profesor suyo y quien le consiguió su trabajo, pero no le cuenta del problema de la criatura, el abuelo le regala una botella de whisky y con ella viaja, sin rumbo aparentemente hasta llegar a casa Himiko, una antigua amiga, viuda porque el que fuera su marido se suicidó. Beben juntos y a partir de ahí le ocurren cosas a Bird relacionadas con su confusión, decepción, enojo, rabia, frustración y demás sentimientos que van desde perder su trabajo hasta confesarle a la amiga lo que siente y su deseo de desembarazarse “del monstruo”. No lo nombra porque entonces sería más difícil cumplir con su destructiva tarea, la cual considera necesaria porque imagina que sería terrible vivir cuidando, como le dijo uno de los médicos a un vegetal. Su amiga le ofrece contactarlo con un médico que se dedica a los abortos y a lo que sea necesario, si se le paga bien.

Bird, junto con su suegra y el cuerpo médico deciden no comunicarle a su esposa las condiciones en que nació la criatura, le dicen que tienen problemas del corazón, al parecer graves. La esposa y la suegra permanecen en el hospital; Bird deambula por las calles y luego va a casa de Himiko donde beben, hacen el amor, platican de cuando en cuando y duermen. Cuando le comparte a su amiga que sueña con irse a África, ella le propone huir juntos, pues tiene ahorrado el dinero suficiente como para emprender esa aventura.

Bird decide “deshacerse del monstruo”, y pasa junto con su amiga por la criatura al hospital, una serie de contratiempos retardan su llegada a la cita convenida, pues el “hospital” está en una zona alejada de la civilización, pero a final de cuentas deja a su hijo en la clínica clandestina. Ya en casa de Himiko platican con una conocida de ambos y Bird comienza a dudar de su decisión al recordar que camino al hospital Himiko maniobrara con el carro para no aplastar un gorrión, igual le llama la atención su propia preocupación para que su hijo no se mojara, porque ese día había una lluvia muy fuerte, lo cual era absurdo porque, teóricamente, desea que sea exterminado. Reflexiona y dice que ha estado eludiendo responsabilidades y que: “… sólo tengo dos caminos: o le estrangulo con mis propias manos o lo acepto y lo crío. Lo sé desde el principio, pero no he tenido el valor de aceptarlo…”

Himiko decepcionada huye a África con un joven amante. Bird recoge a su hijo lo devuelve al hospital donde pide lo operen y así se hace.

Sobra decir que está bien escrito pues Kenzaburo Oé recibió el Premio Nobel de Literatura en 1994; esta obra y una gran cantidad de su producción es sobre Personas Con Discapacidad, tema que conoce pues su primer hijo (Hikari) nació en condiciones semejantes a las descritas en Una cuestión personal, después de la operación su hijo quedó con varias secuelas y se le diagnosticó un autismo grave. Su esposa (Yukari Itami), al percatarse que el niño, no solo se extasiaba con el canto de los pájaros sino que los imitaba muy bien, le compró un disco con cantos y el nombre de las aves, el niño identificaba a los plumíferos animales a la perfección, pero también las obras de Mozart con su respectivo Köchel. Contrataron a la maestra de piano Kumiko Tamura quien dejó de dar clases a niños virtuosos para dedicarse durante más de 15 años a trabajar con Hikari; vale la pena que busquen en Youtube, música de Hikari Oé, a mi me fascinó.

Cuando Kenzaburo se dio cuenta de que su hijo tenía voz propia, por medio de la música diversificó los temas sobre los cuales ha seguido escribiendo.

Libro por demás recomendable, no porque lo haya escrito un autor galardonado con el Premio Nobel sino porque aborda un tema que ha sido silenciado desde hace siglos.