Participación en el Congreso III de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología, Morelia, MCH. 2003
Para Javier Cambrón que me enseñó que todos los seres humanos tenemos limitaciones (miedo, agresividad, presunción, falso orgullo, deshonestidad, etc.) pero no se notan a diferencia de las que tienen las personas a las que se ha llamado: minusválidos, discapacitados, personas con necesidades especiales, etc. A partir de hoy usaré el concepto creado por él: Personas con limitaciones observables.
De 20 años a la fecha el tema de la sexualidad se ha convertido en uno de los favoritos de los medios de comunicación, sin duda alguna el fenómeno del VIH/SIDA contribuyó de forma importante para ello; por cierto, resultan incontables los espacios donde se abordan diferentes tópicos sexuales pero, analizándolos con cuidado queda la sensación de que en muy pocos el tratamiento es respetuoso, actualizado y con el objetivo de erradicar falacias; por el contrario, una gran cantidad de programas se van por el lado del chiste o del sensacionalismo perpetuando, cuando no fortaleciendo la ignorancia y el miedo que se le tiene a esta parte de nuestra vida. Parafraseando a Michael Foucault podemos decir que la abundancia de discursos relacionados con un tema no necesariamente es una muestra de libertad, pues hace falta analizar el contenido de lo dicho para conocer el verdadero objetivo.
Provoca risa o ¿vergüenza? conocer las tácticas usadas a principios del siglo pasado para invitar a las familias a oponerse a que se impartiera la educación sexual en la escuela primaria, un ejemplo de ello es el Plebiscito que, allá por los años treintas del siglo pasado, se publicó en varios diarios y que decía así:
¡¿Está UD de acuerdo con que a sus hijos y especialmente a sus hijas se les enseñen, obligatoriamente en las escuelas los secretos sexuales?
Como puede verse, las respuestas inducidas han sido usadas desde hace mucho tiempo, sin embargo, las cosas cambian pero no tanto y por ello indigna el saber que estrategias, similares continúan, desde luego, con estilos actualizados. En octubre del 2002, La Jornada informó que Martín Núñez, en la Feria de León Guanajuato dio una conferencia sobre sexualidad y juventud donde dijo entre otras cosas:
“Existen seis evasores de la realidad:
- La televisión,
- La radio,
- Los periódicos,
- La literatura barata,
- El cigarro,
- El vino y
- El sexo”.
No conforme con demostrar que los números no son su especialidad agregó:
“El sexo sirve para:
- Tener hijos,
- Para quitarte el estrés y
- Para alcanzar la sublimación. Así es que nada de sexo, eso es algo grotesco.
Aprendan a usar su energía sexual, que se va al cerebro, en lugar de tirarla”.
Mientras sigamos considerando que la reproducción es el objetivo único y supremo de la sexualidad estaremos, paradójicamente, intentando descender en la escala filogenética pues está visto que es entre los animales irracionales donde la cópula se tiene con el, exclusivo, propósito de perpetuar la especie.
Los bonobos (conocidos como chimpancés enanos), con quienes compartimos más del 97% de nuestro material genético resultan muy interesantes porque la violencia es algo que parece no existir en sus grupos, casualmente, comandados por hembras. Entre esos chimpancés la propuesta del 68 de: Haz el amor no la guerra está perfectamente integrada, pues cuando uno de sus miembros está tenso recurrirá al acicalamiento, acariciará, simulará la cópula o copulará pero no reñirá.
Freud, a quien cada vez se le menciona menos tiene un excelente libro titulado: El chiste y su relación con el inconsciente; de manera sucinta podemos decir que el creador del Psicoanálisis expone que aquellas cosas que nos generan mucha angustia las tribializamos, por ello unos cuantos días después de una desgracia menudean los chistes relacionados con quienes la padecieron, a quien dude de ello le invito a recordar ¿Cuántos chistes sobre la sexualidad de las personas con discapacidad, hemos escuchado, celebrado y hasta contado?
Me atrevo a decir que a la mayoría de quienes se desempeñan en este ámbito les resulta fácil hablar de la sexualidad… de los demás, pero no tanto de la propia, mucho menos en forma seria y honesta porque afirmamos o ¿sería más exacto decir racionalizamos?: Es algo muy íntimo. Valdría la pena que con Honestidad valiente analizáramos cuánto hemos reflexionado y por tanto aceptado esta área.
Por lo antes mencionado queda claro que manejar el tema de la sexualidad de las personas con limitaciones observables no resulta fácil en vista del significado que en sociedades como la nuestra se le: da, otorga o impone a esta parte de nuestra vida y la cuestión suele complejizarse porque la educación de la sexualidad que, en términos generales, hemos recibido derrocha subjetividad, falacias y prejuicios. Lo anterior significa que, los conocimientos de estos consultantes son muy escasos, en el mejor de los casos y tendenciosos o equivocados en la mayoría. Para complicar aun más la situación, las facultades o escuelas superiores suelen no incluir en sus currículos el tema de la sexualidad, de modo que una gran cantidad de, magníficos especialistas, de uno y otro sexo, manejan prejuicios como los de todo mundo, con el agravante de que su palabra se convierte en ley y en el supuesto de que por ello se repriman o eviten algunas conductas estaríamos muy cerca de algo denominado hiatrogenia.
Querámoslo o no vivimos en una sociedad que puede calificarse como hipergenitalizada y orgasmomaniaca, motivo por el cual, los estereotipos están a la orden del día; todo eso acarrea problemas, preocupaciones y sinsabores a la sociedad en general pero se magnifica en las personas a quienes se dedica el presente evento.
La imagen es un aspecto que cobra inusitada importancia en el ámbito de la sexualidad y si hacemos un pequeño esfuerzo observaremos, que desde hace muchos años, existe una especie de febofilia, es decir, se considera que las personas entre más jóvenes más atractivas son; la cosa no queda ahí pues la juventud se relaciona con salud, vitalidad, desparpajo y capacidad para desplazarse a cualquier parte. Es como si no advirtiéramos que al avalar esa tendencia incluso, nosotros mismos, quedamos excluidos del campo de la atractividad pues envejecemos segundo a segundo.
La funcionalidad también cobra inusitada importancia en el ámbito del erotismo, por cierto, este último concepto aunque muy mencionado casi nunca lo definimos, motivo por el cual aquí menciono la definición que expertos de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud formularon en la Ciudad de Antigua Guatemala en el año 2000:
Erotismo: Capacidad humana de experimentar las respuestas subjetivas que evocan los fenómenos físicos percibidos como deseo sexual, excitación sexual y orgasmo y que por lo general se identifican como placer sexual.
Se trata de un concepto, exclusivamente, humano, sin duda alguna fruto de la evolución de nuestro cerebro y cumbre de la civilización. El erotismo se desliga de la obligatoriedad reproductiva y se aventura por los ámbitos del placer. La sola mención de esa palabra, sin duda alguna, todavía estremece a una gran cantidad de almas piadosas, quienes prefieren hablar de que el sufrimiento dignifica y conduce a un mundo mejor después de la muerte. Para los seguidores de Freud estaría clara la batalla entre Eros y Tánatos.
Los aspectos esbozados se entremezclan para conformar un tejido donde encontramos explicaciones a las resistencias para considerar a las personas con discapacidad como entes pertenecientes a la subespecie Homo eroticus; se invoca el camino de la resignación y de la sublimación, Si ya no puedes procrear conviértete en un buen ser humano. Por otra parte con gran frecuencia nuestros consultantes pasan por un estado de dependencia y quienes les rodean, suelen tratarles como niños, quizás porque inconscientemente se relaciona la niñez con asexualidad, cosa por cierto bastante alejada de la realidad. Si escuchamos con atención y respeto a estas personas nos enteraremos, que con frecuencia sus familiares les animan para que se capaciten en los campos intelectuales, de destrezas y laborales pero casi nunca se habla de los aspectos eróticos, pues una gran cantidad de gente considera que ya no se les antoja. Quienes así piensan manejan la simple y extendida ecuación: discapacidad igual a asexualidad.
Desde las más recientes campañas para la Presidencia de la República el tema de la perspectiva de género hizo su aparición y desde entonces hemos padecido bombardeos discursivos tendientes a convencernos que el trato para hombres y mujeres es un hecho. Valdría la pena enfatizar que si bien todo mundo puede hacer magníficos discursos, son muy pocos quienes los ponen en práctica.
Es innegable que hombres y mujeres somos diferentes, sin embargo, esas diferencias, no justifican las desigualdades.
¿Tiene importancia el tema del género en la sexualidad de las personas con limitaciones observables? La respuesta es afirmativa, la masculinidad, tema poco estudiado y menos entendido atraviesa la existencia no sólo de los varones si no también de las mujeres.
A mi juicio los varones tenemos un núcleo muy grande de inseguridad y es por ello, que a cada momento intentamos demostrar no sólo que somos hombres, si no que somos muy hombres. Es la mirada de los demás la que valida mi masculinidad, y por ello gran parte del tiempo actúo para ese inmenso auditorio que se llama mundo. Si reflexionan UDS. en cuales son las características exigidas a los varones por esta sociedad, encontrarán que una gran cantidad de ellas se relacionan con: la productividad, la valentía, la potencia sexual, el poder, la seducción, la capacidad de resolver problemas y tantas más que tiene razón Neruda al quejarse en uno de sus versos:
“Y sucede que me canso de ser hombre”.
Por un solo momento analicen lo relacionado con la masculinidad en un varón con limitaciones observables, pero, sobretodo, averigüen cual es su propio diagnóstico al respecto y constatarán cuan difícil resulta avanzar en este terreno.
Las mujeres no se libran de presiones similares y de nueva cuenta vale la pena revisar cuales son las características que desde la más tierna infancia introyectamos en las niñas, porque como dijo Simone de Bouvair: No se nace mujer, se hace mujer. Querámoslo o no seguimos esperando que tengan vocación de servicio pues aunque ambos miembros de la pareja, trabajen remuneradamente, son todavía ellas las que realizan más actividades domésticas.
Consideradas como quienes detentan el manejo de los sentimientos, se espera que también apoyen el desarrollo de su pareja a costa del suyo pues cuando aparecen los hijos también es ella, la que con mayor frecuencia faltará al trabajo para asistirlos, en caso de enfermedad o cualquier motivo que exija la presencia de algún progenitor. Sin duda habrá de seducirnos todo el tiempo, independientemente del trabajo que desempeñe o de lo cansada que esté, debe procurar ser atractiva para que su hombrecito no se vaya a otro lado o como dijo Rosario Castellanos en la sexta parte de su poema Kinsey report:
¡Qué importa la pobreza! Y si es borracho
Lo quitaré del vicio. Si es un mujeriego
Yo voy a mantenerme siempre tan atractiva,
Tan atenta a sus gustos, tan buena ama de casa,
Tan prolífica madre
Y tan extraordinaria cocinera
Que se volverá fiel como premio a mis méritos
Entre los que, el mayor, es la paciencia.
¿Qué me ves?
La imagen y más que nada la auto-imagen se convierte en uno de los primeros obstáculos para que las personas con limitaciones observables se atrevan a re-integrarse a la sociedad.
El reto es muy importante porque se trata de desaprender lo que a lo largo de toda mi vida he recibido por diferentes canales, y aprender que los seres humanos no estamos pre-determinados por lo que toca a la sexualidad y mucho menos al erotismo.
Es necesario que podamos mirar de otra manera y busquemos en nosotros aquello que en verdad nos mueve, suena fácil pero no es tan sencillo, sin embargo es enriquecedor. Podemos jugar un poco contestándonos: ¿Para qué me casé? o ¿Para qué quiero una pareja? Es necesario contestar al ¿Para qué? Y no huir hacia el: ¿Por qué? Si elijo este lado sin duda tendré infinidad de respuestas, en cambio el para qué me obliga a incursionar por lo más recóndito de mi intimidad. Un ejercicio similar ayudará a las personas con limitaciones observables.
Las exposiciones anteriores han demostrado que la sexualidad no se agota en la genitalidad y es que el erotismo es una característica que amplía las potencialidades de los seres humanos.
Si es cierto aquello de que El conocimiento os hará libres es necesario hacerlo extensivo a la totalidad de nuestro pueblo, es decir, llegar a todas las regiones del país, lo cual significa un esfuerzo inusitado. El reto estriba en que lo aquí dicho llegue a permear a otras regiones pero no a manera de imposición, basta ya de esquemas educativos autoritarios en los que se impone un estilo de aprendizaje que promueve no la reflexión si no la memorización; desde nuestra más tierna infancia se nos obliga a sabernos infinidad de fechas y lugares aunque desconozcamos el porque de las acciones.
Hablar de sexualidad implica incursionar por nuestras intimidades para aceptar el cómo somos, lo cual no significa quedarnos así, por el contrario, es a partir de ese diagnóstico que podremos intentar ser mejores.
La educación de la sexualidad es revolucionaria porque invita a romper esquemas rígidos, implica conocer por medio de la duda y construir en base a hechos no a suposiciones ni mandatos; está en contra de las imposiciones y a favor de la toma de decisiones de manera responsable. En vez de limitar las expresiones de la gente las anima a que hagan uso de las más de cien mil millones de neuronas que tenemos para tratar de vivir en armonía. Se procura que la gente se responsabilice de sus acciones, tome acuerdos con su pareja y sepa que los caminos del placer son infinitos.
Desde mi perspectiva es necesario un plan en varias dimensiones:
Como profesional vale la pena que haya revisado mi sexualidad.
Trabajar con cada uno de mis pacientes en la de-construcción de los prejuicios sexuales y hacer comunes los hallazgos de aquí al gran público, pero por sobre todas las cosas invitar a la gente a que no crea que dude, que escuche a otras personas, que lea y en base a ello se responsabilice de sus acciones.
Quiero terminar mi intervención con una frase de Herman Hesse en Demian:
Para nacer, hay que destruir un mundo.
Muchas gracias.
Bibliografía:
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Castellanos, Rosario. Bella dama sin piedad y otros poemas. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1984. Página: 150
Atiendo problemáticas relacionadas con la sexualidad y el erotismo. Tengo más de 30 años de experiencia brindando terapia sexual. También doy conferencias, cursos o talleres sobre: sexualidad, erotismo, disfunciones sexuales, masculinidad, paternidad, prevención de la violencia y otros temas.