“De sexo ya lo sé todo” ¿De verdad hombre?

Museo José Larco en Lima, Perú
Museo José Larco

Conversatorio a personal de Instituto Federal de Telecomunicaciones en el que participé el 19 de junio del 2019, invitado por GENDES.

Introducción

Ignoro a quién se le ocurrió el nombre de este evento pero me parece bastante adecuado, porque muchos conocidos míos, van por el mundo presumiendo que “se las saben de todas todas”, aunque aquí entre nos, impresionan a muy pocos porque la mayoría de los varones hemos sido formados, programados y educados con la obligatoriedad de saber todo, no sólo sobre el sexo sino SOBRE CUALQUIER COSA.
Hoy que están tan de moda las FAKE NEWS, considero que el título en cuestión igual pertenece a esa categoría, a lo largo del escrito se darán cuenta del por qué.

Entrando en materia

Me parece que conforme transcurre el tiempo y ganamos experiencia, es decir:
envejecemos, nos topamos con la realidad, cometemos errores o como se dice en México, la regamos, comenzamos a entender los avatares de la sexualidad. Quitarnos la capa de soberbia y reconocer que nuestra pareja se expresa, sobre nuestra actuación sexual, resulta de mucha ayuda para nuestro crecimiento personal. No obstante, el problema es que gran la mayoría de las veces, esa expresión se da sin palabras. De ahí que sea una imperiosa necesidad aprender a comprender eso que se denomina comunicación no verbal, para lo cual requiere:
Tener paciencia, por ejemplo, evitar la rápida retirada después de hacer el amor, y en cambio permanecer con la pareja de modo que las pieles se complementen. Cabe aclarar que no cuentan aquellos individuos que yacen inmóviles como un santo varón, pues después de eyacular, apenas alcanzan a decir: “Buenas no…”.

Atreverse a cambiar

Hombres preocupados, sólo por su disfrute aún existen
Museo José Larco en Lima, Perú

Pese a lo que puedan pensar muchos, estoy convencido de que valdría la pena imitar a Sócrates en aquello de “Yo sólo sé que nada sé”. Actuar de esa forma no resulta sencillo, pues desde la más tierna infancia se me dijo que debo ser el mejor de todos, que siempre debo de triunfar sin importar el modo como lo haga.
Cuando me atreva a hacer a un lado tantas presiones, por difícil que sea, comenzaré a dudar de las recetas que me endilgaron mis amigos sobre como excitar a la pareja. Recordar aquellas recomendaciones, de seguro, hará que muchos se partan de risa.

Pero retomando el tema es preferible adoptar un espíritu de aventurero para explorar, con toda la calma, detenimiento y minuciosidad el mapa erótico de mi pareja, esto es, su piel.

Entre más lento mejor


La prisa, tan común en gran cantidad de varones es mala compañera; tratándose de caricias conviene parafrasear a ese gran filósofo mexicano, Julio César Chávez con aquello de que “Más vale dar que recibir”. Pese a que desde hace cientos, quizás miles de años se afirma que las mujeres son muy lentas para excitarse, debemos reconocer que un gran porcentaje de varones ni siquiera lo habían escuchado y al resto no les importa, por tal motivo acarician en el más puro estilo de policía judicial o detective de película: tocan a toda velocidad el contorno del cuerpo, previa advertencia de “separe las piernas” y eso fue todo.
La realidad es que la compañera agradecerá tocamientos por todas partes del cuerpo, pero sin prisas, me atrevo a afirmar que una gran cantidad de mujeres: mataría por un faje (Caricias de todo tipo en cualquier parte del cuerpo, pero sin penetraciones) con su compañero.
Quiérase o no, más hombres que mujeres le brindan demasiada importancia a la erección, a la penetración y a la eyaculación para con ello dar fin a la función de una fugaz actividad sexual. Investigaciones a nivel tanto nacional como internacional señalan que aproximadamente 30% de los hombres eyaculan antes de que transcurra un minuto después de haber penetrado, indudablemente esos coitos son: MUY COITITOS.

Letrero en Bacalar, QROO

Ilusiones o fantasías masculinas

Posiblemente conozcan a alguien que se la pasa alardeando: “Todo el tiempo me la paso pensando en el sexo”, pues bien podríamos compartirle a dicho sujeto los hallazgos que la Dra. Terry Fisher de la Universidad de Ohio obtuvo en una investigación al respecto. Después de realizar ajustes por demás interesantes encontró que en efecto los hombres tienen cerca de 19 pensamientos al día sobre el sexo, en cambio las mujeres cuando mucho tienen 10 en el mismo lapso. “Por supuesto” dirán algunos, pero tomen en cuenta el comentario de varias mujeres “Ese, ese es el verdadero problema de los hombres: PENSAR, SÓLO PENSAR”. El que entendió entendió. Lo anterior coincide con una añeja afirmación mía: “Los hombres en este país practican con mucha frecuencia el sexo oral, si porque se la pasan hablando”.
Arthur Miller extraordinario novelista estadounidense afirmaba: “Los hombres temen al sexo más que las mujeres”, creo que tenía razón pero ello obedece a las cargas o mandatos que desde siempre se le han endilgado a los hombres heterosexuales para ser unos VERDADEROS HOMBRES, entre otras la de ser el SEXPERTO, aunque en realidad nadie nos haya enseñado algo que fuera verdad en ese sentido.
Me consta que muchos varones parafrasean a Descartes al son de: “Se me para luego existo” y es que cuando a uno de ellos le falla la erección, siente que su masculinidad feneció convirtiéndolo, ipso facto en un miserable. Tan no quiere que nadie se entere que tratará de ocultárselo ¡hasta su pareja!

Temores ocultos

Otra cuestión que también nos fastidia es que a una inmensa cantidad de hombres “Les intimida la intimidad”. Consideran que deben mantenerse herméticos y no compartir sus más íntimos secretos, vicisitudes, penas y tristezas, macro error.
Otros se ufanan de que son infieles, alegando su incapacidad para hacer algo al respecto, pues comentan que la poligamia es natural. Esos individuos me llevan a recordar a aquel varón que terminó de hacer el amor, besó a la mujer en la frente y se levantó de la cama, “como en las películas francesas”. Sentado en una silla fumó con calma un cigarrillo, “como en las películas francesas”. Se vistió cuidadosamente pero sin anudar la corbata, “como en las películas francesas”. Salió sin despedirse y sin mirar a la mujer, “como en las películas francesas”. Subió a su pequeño carro, manejó con prisa pero con gran habilidad, “como en las películas francesas”. Se estacionó frente a su casa, asegurándose de cerrar bien el auto, “como en las películas francesas”. Con sumo cuidado y sin hacer ruido abrió la puerta de la entrada, “como en las películas francesas”. Subió los escalones uno a uno y se dirigió a la recámara principal, “como en las películas francesas”. Abrió la puerta y vio a su esposa en pleno trance amoroso con otro hombre, “como en las películas francesas”. Todo este relato para enfatizar que lo que él haga, capaz que su pareja puede hacerlo. Aceptando que tanto la monogamia como la poligamia son potencialidades naturales, cada persona es libre de elegir cuál ejercer. Por aquello de las dudas sugiero pensar en los riesgos representados por las Infecciones de Transmisión Sexual, y hacer algo para prevenirlas.

Grafiti en Bacalar, QROO

Si se puede

Y hablando de infidelidad, algo que suele comentarse al parejo son los celos, pero me llama la atención que con frecuencia se expresan de manera distinta porque ante la duda ella dirá: “¿Y la amas?”
En cambio él dirá: “¿Te acostaste con él?”

Lo dicho antes se relaciona en forma estrecha con las preocupaciones relacionadas con el género, es decir, con lo que la sociedad nos ha nutrido desde siempre, tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, eso significa que si lo aprendimos podemos hacer una revisión para desaprender aquello que nos fastidia y aprender cosas que nos permitan vivir de una manera más armónica.
En fin son ideas que considero pueden invitarnos a pensar, y aunque nuestras conclusiones sean distintas, son valederas. Lo importante es PENSAR.




		
		
			

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