Los besos, las caricias y tantas otras cosas…

Por Francisco Delfín Lara

Ese verso de José Alfredo, es probable que alguna vez lo hayamos cantado y aunque el final no es fascinante (que te entregaste a mí) da pie para disertar un poco sobre la importancia de conocer y aceptar la inmensa  cantidad de recursos con que contamos para incursionar con nuestra pareja en el ámbito del erotismo y que sin embargo, pocas veces usamos pues existe una especia de resistencia al cambio. De entrada llama la atención que para el canta-autor guanajuatense, como para una gran cantidad de personas de nuestro país y de sociedades como la nuestra, las mujeres son las que se entregan y se dan a los hombres que gustosos las reciben sin necesariamente comprometerse.

Los besos

En la actualidad el beso es una de las caricias más populares a la cual se le han dedicado: poesías, estatuas, pinturas, canciones, películas y hasta la grabación 2 de este Blog: Relatos de un sexólogo. Como recordarán esta caricia no siempre existió y no en todas partes se practicaba.

Si bien el beso se acepta en nuestra sociedad, conforme la pareja pasa más tiempo junta declinan la frecuencia e intensidad de la misma, hay una especie de regresión. Los primeros besos del noviazgo eran de a piquito, tibios, cortos, secos y recatados; al paso del tiempo las bocas se abren como queriendo absorber a la otra persona; las lenguas se acarician y exploran la otra boca gustando el sabor que conservará, para más tarde evocar su recuerdo. Esa húmeda caricia sinónimo de gran intimidad, se constituye en el punto de arranque a partir del cual se prodigará por territorios desconocidos, tantos, como apertura exista en la díada. Pero conforme pasan los años surge una especie de mezquindad, de modo que no sólo escasearán sino que se concentrarán en la frente o se disfrazarán de chasquido al juntar las mejillas a modo de saludo o despedida. Y si estamos interesad@s en la prevención vale la pena reflexionar sobre los siguientes versos de Cuco Sánchez:

“Igual que en tierra seca,
la humedad penetra
así te metes tú
poquito a poco”

Cuco Sánchez

El compositor describe un cuerpo sediento de caricias, besos y ternura. De seguro nadie se enojaría si su pareja le tapizara el cuerpo de besos, como haciéndole un traje a su medida y conste que no hablamos de penetraciones.

Una queja constante, sobre todo por la parte femenina es en el sentido de que los besos sólo resurgen ante la inminencia del coito. Ayuda a conservar, esta sana costumbre, tener presente que jamás sobran los cuidados a nuestra boca para que reúna las mejores condiciones de higiene porque si hay algo desagradable es acercarse a quien tiene mal aliento. No deben escasear las visitas al odontólogo y comer con moderación alimentos como: cebolla, ajo o pescado. Nunca está de más el masticar unas hojas de menta porque decía una prima:

“besar a alguien que fuma
es como lamer un cenicero”.

Las caricias

La mayoría de las veces la gente acaricia de acuerdo a sus gustos muy particulares y eso en ocasiones se transforma en un problema pues muchas mujeres son incapaces de decirle a su compañero:

“así no me gusta” o “hazme de este modo”

Temen, y no sin razón que él se enoje. Querámoslo o no una gran cantidad de varones considera que sus tocamientos deben dejar extasiada o al borde del colapso a cualquier mujer y se indignará si ella se atreve a insinuar el más mínimo desagrado; pocas cosas hieren más el ego masculino que comentarios de ese tipo. Tengamos siempre presente que en el encuentro erótico el acuerdo es la parte medular, bajo ninguna circunstancia se vale hacer algo en contra de la voluntad de la pareja; es muy deseable, alternarse para proponer la actividad sexual pero la imposición, bajo ninguna circunstancia es aceptable.

Por lo antes mencionado es incuestionable que uno de los pilares fundamentales de la relación de pareja es la adecuada comunicación y para ello es imprescindible la confianza, pero no sólo para compartirle lo que me gusta sino también para señalarle que hay cosas que no me agradan lo cual de ninguna manera significa que no le amo. 

Nuestros conocimientos de las artes amatorias tienen sustentos muy débiles, por ejemplo, en la escuela secundaria todo mundo conoció a un personaje muy especial que, pese a dárselas de sexperto, siempre recomendaba besar: cuello, boca u oreja; en realidad de cinco o seis regiones no pasaban las zonas erógenas que a su juicio eran las infalibles para poner a punto a la pareja. A estas alturas de la vida es necesario aceptar que aquellas recetas no fueron tan extraordinarias; resulta más adecuado volver la mirada hacia quienes dedicaron gran parte de su vida a investigar, en serio, la forma como responde el cuerpo a los estímulos sexuales efectivos. William H. Masters y Virginia E. Johnson junto con Helen S. Kaplan fueron los pioneros pero día a día se suman investigadores. Por ejemplo, en julio del 2020 Roels y Janssen encontraron que si bien la frecuencia sexual es importante, la comunicación en general incluída la sexual predijo la satisfacción de la relación sexual y de pareja. Se vale hablar tanto de deseos como de necesidades, es decir, compartir la intimidad estrecha los vínculos.

Ni duda cabe que uno de los elementos más valiosos a la hora de la intimidad es el tiempo, el cual debe estar a nuestro favor, es decir, olvidémonos de las prisas. Cuando tomamos las cosas con calma y nos proponemos compartir el placer constatamos que la piel es el órgano sexual más grande; si somos capaces de viajar poro a poro hallaremos distintas sensibilidades lo cual obedece a que las terminaciones nerviosas se encuentran distribuidas en diferentes concentraciones.

En los talleres, cuando pido a las mujeres enumeren las zonas erógenas femeninas suelen contestar: “la cabeza, la cara, el cuello, los pechos, la espalda, el vientre, los genitales, las nalgas, las piernas, los pies, los brazos, las manos, etc.” En contraste cuando le pido a ellos que hagan lo correspondiente respecto a las zonas erógenas masculinas con frecuencia responden: “el pene”. Por cierto un varón en Irapuato, una vez dijo “¿A poco hay otras?

Erotismo

Quienes piensan que la actividad erótica comienza en la cama o al menos al borde de la misma cometen un craso error. El erotismo, característica muy humana, flota en el ambiente, se halla en todas partes y en cualquier momento, sólo que mentes puritanas se han empeñado en colocarnos unas gafas para impedir su visualización. La realidad es que se nos ha educado, paradójicamente, para limitar nuestra imaginación y para retornarnos a un estado menos evolucionado. La gran mayoría de los animales irracionales acceden al coito, sólo, cuando la hembra está en celo, estro o brama, es decir, copulan para reproducirse. En nuestra especie, en cambio, no es necesario que la mujer esté ovulando pues el deseo puede llegar en cualquier momento, a cualquier edad y en ambos sexos.

Según el Dr. Eusebio Rubio Aurioles, sexólogo mexicano, el erotismo es una:

“dimensión humana que resulta de la potencialidad de experimentar placer sexual”.

Dr. Eusebio Rubio Aurioles

Y según chavos de una prepa, se relaciona con las caricias, la sensualidad y con el ser cachondos. Nuestro cuerpo cuenta con diversos elementos para identificar ciertos estímulos como agradables, a veces de tal magnitud que nos llevan a sentir gran excitación pero a diferencia de los irracionales no estamos condenados a seguir pautas específicas de conducta, es decir, cuando experimentamos esas sensaciones no siempre tendremos que concluir con un coito.

Si como dijo Jean Paul Sartre: “Estamos condenados a la libertad”, aprovechemos tal situación para compartir con nuestra pareja: ternura, afecto, pasión y todo el erotismo que seamos capaces de inventar sabiendo que tenemos la capacidad de mejorar nuestros actos siempre y cuando revisemos los mismos desde la perspectiva de ambos miembros de la díada. Sugiero escuchen lo Oliverio Girondo* dice al respecto.

¿Propuesta indecorosa? NO, erótica

Con el propósito de que no todo sea puro rollo sugiero tengan un encuentro íntimo siguiendo, casi al pie de la letra, las instrucciones. Para realizar esta sesión amorosa se requiere desnudez, que un miembro de la pareja comience a tocar al otro, poniendo en dicha actividad especial atención pues se trata de conocer o reconocer como es esa piel: lisa, rugosa, caliente, tibia, fresca, seca, húmeda, con vello, lampiña, etc. El objetivo es explorar, minuciosamente, todo el cuerpo de la pareja, centímetro a centímetro, pero sin tocar ni pechos ni genitales. Tampoco se debe hablar, salvo que algo moleste. Una buena exploración se lleva unos 30´ y la persona que está siendo tocada se dedicará a sentir.

¿Quién sabe que sentirá?

NO DEBEN DAR MASAJE PORQUE SE DORMIRÁN, ACARICIEN PARA BRINDAR PLACER A SU PAREJA

Tan pronto, la primera persona acabe de tocar se invierten los papeles y se repite lo ya mencionado. Es probable que con esos tocamientos surja excitación, si así sucede, bajo ninguna circunstancia repriman esas sensaciones, pero tampoco interrumpan la sesión. Dense permiso de transformarse en un ser sensible y sensual. Cuando ambos miembros hayan terminado platiquen: que sintieron, que les gustó, que se les antojó y después PÓNGANSE DE ACUERDO Y HAGAN LO QUE SE LES ANTOJE.

Algo digno de ser tomado en cuenta es que ir al acto sexual en busca de un orgasmo puede contribuir a que se dificulte su consecusión, sobre todo si la gente se obsesiona; es mejor aventurarse a buscar el placer para ambos miembros de la díada; caben a la perfección las palabras de San Juan de la Cruz:

“Si quieres ir a donde no sabes
tienes que ir por donde no sabes”.

San Juan de la Cruz

Un consejo SÓLO PARA VARONES: la actividad erótica no comienza en el borde de la cama o en ese instante en que se te antojó hacer el amor. Las caricias cotidianas (incluidas las verbales) ponen a la mujer en un estado de mayor aceptación para los encuentros eróticos y ayuda mucho el saber que también podemos tener sesiones de caricias que no necesariamente tengan que terminar con un coito. El ser travieso o pícaro es muy bien recibido por la compañera. Una venerable anciana le dijo a su nieto más amado:

“las mujeres necesitamos ser abrazadas,
al menos, cinco veces al día”

Los besos son caricias que aparte de disfrutables producen sensaciones de bienestar, cercanía y ternura en quien los recibe aparte de que contribuyen a que la pareja alcance altos grados de excitación. Olvidemos la tacañería y besemos a nuestra pareja de muchas formas en cualquier ocasión de seguro te lo agradecerá.

*Poema de Oliverio Girondo

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden y se entregan.

Oliverio Girondo
Bibliografía:
  • Girondo Oliverio. Obras completes. Editorial Palabras. P:106
  • Roels Rick. Sexual and Relationship Satisfaction in Young, Heterosexual Couples: The Role of Sexual Frequency and Sexual Communication. Journal of Sexual Medicine. 2020;17:1643e1652

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